La doctora tunera Yelenis Torres Jiménez vive estos días en Minas
Gerais, Brasil, mientras transcurre el tiempo de su segunda misión
internacionalista en nombre de Cuba.
Sus primeras declaraciones en las redes sociales tras la muerte de
Fidel Castro fueron sumamente reveladoras. Hablaron, sin tapujo, de un
respeto profundo, una nostalgia ilimitada y una rabia contenida, con la
vida, la muerte, la distancia y especialmente con quienes utilizan las
circunstancias y hacen fiesta del dolor.
Gracias a la magia de las redes sociales tenemos su testimonio, uno de entre los muchos que ahora damos los
nacidos en esta tierra como muestra de amor, convicción y esperanza.
«Me desperté con la triste noticia de la muerte de nuestro Fidel;
cuando lo leí me quedé paralizada, me congelé. Estando fuera de Cuba lo
primero que hago cuando despierto por la mañana es darle los buenos días
a mi familia y como que el día no comenzó muy bueno, mi mensaje fue:
mami, ¿cómo que se murió Fidel?
“Pasaron tantas cosas por mi cabeza; vino a mi mente el miedo que
sentía cuando era niña porque este día llegara y hoy, ya no tan niña, la
noticia me afecta de la misma forma. Me duele tanto como cuando perdí a
mi abuela, que tanto admiraba.
«Crecí con la anécdota que mi abuela me contaba: después del ciclón
Flora, vivían en el campo y lo perdieron todo y se fueron a vivir a la
ciudad, a la Casa Piedra, ahí vivían doce familias, entre ellas mi
abuela con sus seis hijos, en condiciones bien precarias.
“Un día ella decidió escribirle a Fidel y le mandó una carta para
pedirle una casa y muchos le dijeron que estaba loca, que la carta a él
nunca le iba a llegar y la respuesta llegó; y llegó con una casa para
cada una de las doce familias.
«Mi abuela siempre dijo que su casa se la dio Fidel, y que ellos eran
hermanos porque nacieron en el mismo año (1926), coincidentemente mi
abuela murió en septiembre con 90 años y ahora muere nuestro Comandante,
con la misma edad.
«Hablar de Fidel no es hablar de cualquier persona y hablar de su
muerte estando fuera de Cuba creo que duele el doble, quisiera mucho hoy
estar con los míos para darle el último adiós a nuestro Comandante,
pero hoy he tenido que llorar sola.
«Me encuentro en un país en el que se ha dicho hoy que ha muerto un
dictador, me encuentro en un lugar en el que ningún médico de Brasil
quiere venir a dar consulta y más que nunca me siento orgullosa de ser
cubana, gracias a esa Revolución, porque de otra manera yo nunca hubiera
logrado ser médico.
«Aquí estoy rodeada de personas que se quedan admiradas cuando digo
que la Universidad en Cuba es gratuita porque ser médico en Brasil es
extremadamente caro, cuesta dos mil dólares al mes.
«Leo ahora noticias de quienes lloran la muerte y de otros que la
celebran y me quedo pensando: no sé hasta qué punto llega la miseria de
quiénes celebran la muerte de un ser humano, pero en el fondo son unos
fracasados, porque nunca pudieron derrotarlo en vida.
«Y son unos ingenuos también porque Fidel es la bandera, es el Himno,
está en cada vida de las personas que salvamos fuera de Cuba, está en
los niños, en las calles y hoy más que nunca lo sé y me siento orgullosa
de eso.
«Lloraré por muchos días acá la muerte de ese gigante y duélale a
quien le duela, a él la Historia lo seguirá absolviendo. Yo lo sé»
Tomado de tiempo21
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