Francisca fue una más de las mujeres víctimas diariamente de la violencia
doméstica de manos de su compañero: “Yo tuve muchos problemas con el papá de
mis hijos, él me maltrataba, me jalaba los moños, me daba golpes, tenía el
temor de que quizás algún día me mataba… pero tuvo un accidente y yo me quedé
con mis siete hijos”.
Mientras vivió su compañero, Francisca tenía el
constante temor a ser abusada o muerta: “cuando él llegaba después de las doce
de la noche y borracho, yo tenía que salir corriendo, saltar por la ventana y
quedarme lejos hasta que él se dormía y entonces llamar despacito a los
muchachos para que me abrieran la puerta, porque él la cerraba por dentro”.
Pero en esta familia, el maltrato no era exclusivo para
Francisca, también los hijos recibían fuertes castigos físicos y verbales de
parte de su padre: “también maltrataba mucho a los muchachos, me les daba
galletas (bofetadas) que ellos caían, todavía mis hijos no saben leer ni
escribir, porque tienen problemas nerviosos y si uno les habla fuerte, se
aterrorizan y se ponen violentos.
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