viernes, 16 de junio de 2017

Mi padre el Che: Anécdotas de Aleida Guevara (+video)

Aleida Guevara tenía solo 7 años cuando murió su padre. Era apenas una niña cuando escuchó de su madre aquellas letras en las que el Che se despedía de sus hijos con un triste “si alguna vez tienen que leer esta carta, será porque yo no esté entre ustedes”, y aunque son muy pocos los recuerdos que guarda en su memoria, los escritos, las historias ajenas y los relatos de su madre, la han ayudado a reconstruir al Ernesto Che Guevara padre, al hombre capaz de combinar en su justa dimensión la ternura familiar con sus responsabilidades como revolucionario.

¿Por qué quiero a mi papá si no lo tuve casi nunca a mi lado?

Según narra el documental, esta interrogante llegó con fuerza a la cabeza de Aleida Guevara cuando tenía 16 años. Antes no había reparado en ello. Ocupó su asiento cuando él faltó, se arropó con la armazón de que no podía llorar su muerte porque a su padre no le hubiera gustado, y sin darse cuenta, la niña que no llegaba a 10 años ya sabía cómo el Che tomaba el agua, el café, el vino y lo sentía presente en la casa.

“Los padres no siempre tienen automáticamente el afecto y el cariño de sus hijos, hay que cultivarlo, ganarlo, y mi papá no había tenido tiempo para hacerlo. Sin embargo, siempre lo he querido, lo he respetado y lo he admirado. En aquel entonces, me pregunté por qué”, cuenta Aleida, devenida médico pediatra.

Buscó en su memoria entre imágenes y recuerdos, y cada uno de ellos le fueron demostrando que, efectivamente, “a pesar del poco tiempo que convivimos, mi papá se había ganado ese afecto, ese amor y ese respeto que siempre he tenido por él”.

“Papi demostró que era un hombre con una gran capacidad para amar, y que a pesar de la distancia y el tiempo, logró que nosotros lo quisiéramos y lo amaramos”

 El recuerdo más especial de su padre
 


 Hay muchos recuerdos que viven en la memoria de la hija del Che, la mayoría impulsados por terceras personas, pero hay uno que asegura Aleidita permanece intacto entre sus vivencias, y que nunca nadie ha interferido en él.

“Es una imagen que ha quedado en mi memoria y para mí es de las cosas más tiernas. Esta mi papá vestido de militar, y yo estoy mirándolo como de un perfil. Mi madre está de espaldas a mi papá y en su hombro está la cabecita de mi hermano más pequeño, Ernesto, que apenas tiene un mes de nacido. Él, con una mano grande, está tocando la cabecita del niño, pero lo hace de una manera muy especial… hay mucha ternura en esa escena. Yo tenía apenas cuatro años y medio, y recuerdo perfectamente lo que estoy diciendo
Mi papá quizás se estaba despidiendo, no lo sé, muchos años después yo supe que esos fueron los últimos momentos que estuvo con nosotros. Pueden haber sido muchas cosas, pero lo que sí es cierto es que muchos años después yo mantengo muy fresca esa imagen, y es la última que me queda de ellos dos juntos”.

El regalo de papá

Quizás una de las anécdotas más lindas contadas en el documental tenga que ver con la que muestra a un Ernesto Che Guevara detallista. Todavía en la actualidad, Aleidita conserva dos de los regalos que la han unido por siempre a su padre: un león de peluche, y una muñeca. ¿Pero cuál es la historia detrás del día en el que el Che regaló un león de peluche a su hija? Aleidita lo reconstruye de este modo:
“Un día mami se da cuenta de que yo empiezo a tener mucha dificultad para ir al baño en la noche sola. Ella comenta esto con mi papá, pero a la vez encuentra un libro de un cuento muy simpático donde un niño que tiene mucho miedo se encuentra con un león, y este león lo acompaña hasta que el niño pierde el temor.

Ella le hace esta narración a papi, que no estaba en Cuba porque estaba por los países africanos y él decide mandarme de regalo un león de peluche. Fue una cosa muy bonita para mí, y ahora que soy adulta lo valoro mucho más, porque era un león que representaba el verdadero animal del cuento; por tanto, iba a ser mi compañero a partir de ese momento. Además, era un regalo de mi papá, que casi no lo hacía, porque papi en esas cosas era muy austero”.

Aleida Guevara recuerda a su padre, en documental Ausencia presente


 
 Tomado de Cubadebate




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