La mañana parece despertar distinta en la provincia de Las Tunas
hoy, cada escondrijo luce marcado por el andar de los pioneros, buscando
en los patios y los jardines de las casas la mejor flor para llevar a Camilo.
Y es que, siempre que el almanaque marca 28 de octubre, parece cada
año cosa nueva el paso de los niños de las Enseñanzas Primaria y
Especial que buscan un río, la complicidad del mar y algunos, los de
sitios más intrincados, hasta un arroyito revuelto para dejar en flor su
mensaje al Señor de la Vanguardia.
En Las Tunas, cerca de 51 mil pioneros hoy, dispersos en las más de
480 escuelas que tiene el territorio en estas enseñanzas, son
protagonistas del soplo de aventura que tiene el salir de la escuela,
desandar calles conocidas, luciendo flores en la mano, llegar, lanzarlas
bien lejos y, si es posible, quedarse a mirar atentos, para ver cuál
anda más lejos, hasta Camilo.
Es esta la mañana que cierra la conocida jornada ideológica
Camilo-Che, días que transcurren entre el ocho y el 28 de cada octubre y
se dedican especialmente a estos dos grandes de la historia de Cuba
desde las anécdotas, los concursos, el intercambio con sus amigos de
antaño y el acierto de su ejemplo en el pueblo.
Así aprendemos de las ocurrencias del hombre del sombrero alón, de su
amistad inquebrantable con el Che, de cómo contra Fidel
Castro no iba, «ni en la pelota», de su valor a prueba de balas y de su
sonrisa amplísima y campechana.
Es este un día, por tanto, que despierta en Las Tunas feliz para los
pequeños y un poco nostálgico para quienes ya, desde hace mucho, no
usamos pañoletas y guardamos como tesoro del corazón la flor querida que
también, una vez, lanzamos al mar para dar a Camilo.
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