Los cubanos, aseguran los expertos, se caracterizan
por la unidad de los miembros de la familia. La idea de que es célula primera
de la sociedad está bastante arraigada y es en estos espacios en los que la
mayoría de las personas se sienten más cómodas a la hora de compartir un
problema o celebrar una razón.
El código de familia de Cuba, que ya necesita una
actualización importante porque ya este no es el país de sus años primeros,
conserva, sin embargo, la virtud de haberse desgajado del Código Civil español
que estaba vigente todavía desde 1888.
El nuestro fue además el tercero en el continente
americano en separarse del código civil, después de Bolivia en 1972 y Costa
Rica en 1973, lo que dice mucho y muy bueno del paso rápido de Cuba en dar
estatus legal a estos temas.
Fue sancionado el 14 de febrero de 1975, día de los
enamorados, y puesto en vigor el 8 de marzo de ese mismo año, día internacional
de la mujer.
Hoy se impone, sabemos, una revisión a este código y
los expertos insisten en hacerlo a fondo, proponiendo cambios a tono con la
realidad de la familia cubana de hoy y apostando porque igualdad, derechos,
deberes y metas sean palabras inherentes a cada renglón que se escriba.
Desafío valiente y posible en este país, reto al que
me remito, suertuda y expectante, en el día internacional de la familia.
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