Al
mediodía de ayer, pocas horas después de cumplir sus 70 años, falleció en esta ciudad el entrañable periodista de Radio Victoria, Enrique José Villegas.
Acogido
a la jubilación desde hacía relativamente poco tiempo, este hombre nos deja un recuerdo grato y una vida entera
dedicada a las exigentes dinámicas de
una planta radial.
Se inició en esos avatares allá por 1968, cuando era estudiante de la Universidad de Oriente y descubría, en el calor de las prácticas pre profesionales, el bullir inherente a las redacciones ante el menor atisbo de noticia.
Hasta
el final de sus días como periodista estuvo directamente vinculado a esa
verdad. Y supo defenderla en sus muchas
funciones dentro de la planta a lo largo
de más de tres décadas de trabajo.
Lo
mismo jefe de información, reportero,
que redactor. Siempre marcado, especialmente, por un compromiso con la
información al pueblo, aunque le tocara estar días enteros tramitando una respuesta u horas prendido del
teléfono, llamando lo mismo a un directivo provincial que al titular de un
ministerio.
Amante
de la arqueología y sin límites para el
buen galanteo cubano, “El Ville” era un apasionado de los niños. Todavía
recuerdo sus llamadas a casa por cualquier asunto y a mi chiquito entre
asustado y feliz mientras me pasaba el teléfono: “oye mami, te llama un hombre y
dice que es Elpidio Valdés”.
Entonces
yo agarraba con calma el auricular porque, sabía de antemano, del otro lado de la
línea estaría él, riendo como crío por
su más reciente travesura. Y hasta que
no le contara qué había dicho el niño y
si le gustaban mucho los caramelos, no había en la conversación tema más
importante.
Se
despide ahora un apasionado, condición
inherente a los buenos radialistas. Una suerte de semilla marcada por la entrega
que, ojalá, prenda en los jóvenes y siga dando a la radio tunera mucho de brío y salud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario