En medio del matutino, antesala de la jornada docente en
el Seminternado República de Chile, ubicado en el corazón mismo de esta ciudad, le solicitaron a la pionera de cuarto grado Yanela Flavia
Román Leyva pararse frente a todos, en la pequeña plaza de la escuela y allí,
justo al comenzar el día de clases, le dieron la noticia de que había resultado
el primer lugar nacional del concurso «Sabe
más quien lee más».
Ahora la tengo enfrente mientras conversamos en un
banco de la emblemática Plaza Cultural y parece que, a la vez que me lo cuenta, vuelve a vivir ese minuto, porque
sí, ya ella sabía que había ganado el primer lugar en el municipio y en la
provincia pero no esperó que también a nivel de país podría ser distinguida con
el primer lugar.
Está feliz, me lo dice orgullosa y no necesita
explicarlo demasiado porque es algo que
se percibe en sus palabras calmas y su mirada inteligente mientras me cuenta de los veinte niños de Las
Tunas que participaron en la edición provincial del concurso, de la pasión que siente desde bien pequeñita
por leer y de lo importante de acercarse a la literatura escrita para niños en esta
provincia.
Lo dice convencida y yo escucho sus argumentos tiernos y me resulta
fascinante encontrar a niños que con tan solo
nueve o diez años te hablen de los
textos de Lesbia De la Fé y de sus personajes e historias y mencionen a otros
escritores locales con la sapiencia del
que descubre a través de sus textos un
poco de sí mismos y de los sueños ocultos en estas esquinas de todos.
Habló con soltura, agradeció el empuje de sus padres y
la pasión de su maestra, me sugirió leerles a mis hijos el libro «Abracadabra y
el abuelo» y me devolvió
en unos pocos minutos al embrujo de los días
de escuela, las ganas de conquista y la suerte infinita del que va a crecer.
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